Ibagué, noviembre 6 de 2024
Cada día, millones de personas eligen lentes de contacto como alternativa a los anteojos, ya sea por comodidad, estética o necesidad visual. Sin embargo, esta solución no está exenta de riesgos. La falta de una buena limpieza y cuidados adecuados puede tener graves consecuencias para la salud ocular, incluyendo infecciones, irritaciones y, en los casos más graves, pérdida de visión.
La superficie de los lentes de contacto está en constante contacto con el ojo, lo que facilita la acumulación de partículas, bacterias, hongos y otros microorganismos. Si no se realiza una limpieza adecuada, estas sustancias pueden causar infecciones que afectan la cornea y otros tejidos oculares. Entre las infecciones más comunes se encuentra la queratitis microbiana, que es una inflamación de la córnea causada por bacterias y otros agentes patógenos que se adhieren al lente cuando no se desinfecta correctamente.
Los expertos señalan que una de las consecuencias más peligrosas de la falta de aseo en los lentes de contacto es la úlcera corneal, una lesión abierta en la superficie de la córnea que puede ser causada por una infección. La Dra. María del Pilar Hernández, optómetra de Orsovisión Opticas, explica: “Las úlceras corneales no solo son dolorosas, sino que también pueden dejar cicatrices que afecten la visión permanentemente. Es una afección que podría evitarse con una rutina de limpieza adecuada”.
Para evitar estos problemas, los especialistas recomiendan seguir ciertos pasos de limpieza cada vez que se manipulan los lentes de contacto. Uno de los pasos fundamentales es el lavado de manos con agua y jabón antes de tocar los lentes. "La higiene de las manos es crucial, ya que cualquier bacteria o partícula en los dedos puede transferirse fácilmente al lente y, luego, al ojo", destacó Hernández Mahecha. Además, se debe emplear una solución desinfectante especial para lentes de contacto en lugar de agua o soluciones caseras, ya que estas no eliminan las bacterias de manera efectiva.
Otro aspecto fundamental es la sustitución regular de los estuches de los lentes. Estos deben cambiarse al menos cada tres meses, y deben limpiarse con la solución desinfectante y dejarse secar al aire para evitar la proliferación de microorganismos. Dejar los lentes en contacto con agua, ya sea al nadar o al ducharse, también representa un riesgo, pues el agua contiene microorganismos que pueden adherirse a los lentes y causar infecciones graves, como la queratitis por Acanthamoeba, una infección que es difícil de tratar y puede afectar seriamente la visión.
Es importante también cumplir con el tiempo de uso recomendado por el fabricante y el especialista. Usar lentes de contacto por períodos prolongados o dormir con ellos aumenta la probabilidad de infecciones y disminuye la oxigenación de la córnea, lo que contribuye al deterioro de la salud ocular. "No respetar estos tiempos de uso pone al ojo bajo una presión innecesaria, y es un riesgo que se puede evitar fácilmente siguiendo las recomendaciones del especialista”, afirmó la especialista
Los síntomas que alertan sobre una posible infección o irritación en el ojo incluyen enrojecimiento, dolor, sensibilidad a la luz, visión borrosa y secreción ocular. Ante cualquiera de estos signos, se recomienda retirar los lentes inmediatamente y consultar a un especialista en salud visual. "El ojo es un órgano sensible, y cualquier molestia que dure más de un par de horas debe ser evaluada por un profesional para evitar complicaciones", advierte la especialista.
Mantener una buena limpieza en los lentes de contacto no solo ayuda a preservar la calidad de la visión, sino que también protege la salud de los ojos. Adoptar una rutina de aseo adecuada es fundamental para disfrutar de los beneficios de los lentes de contacto sin exponer la vista a riesgos innecesarios.