
Ibagué, mayo 10 de 2025
A muchas personas les ha pasado: sienten visión borrosa, un poco de mareo o fatiga visual, y alguien bienintencionado les dice: “Ponte mis gafas, a mí me sirven perfecto”. Pero lo que parece una solución rápida puede convertirse en un verdadero problema para tus ojos.
Usar gafas prestadas no es solo un mal hábito: es un riesgo para tu salud visual.
Cada ojo es único
Tus ojos tienen una medida específica, y no solo hablamos de la graduación (miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia), sino de otras características como:
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La distancia interpupilar (la separación entre tus ojos)
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La altura del lente respecto al ojo
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La dirección del eje del astigmatismo
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El tipo de corrección necesaria (visión lejana, cercana, intermedia o multifocal)
Las gafas se formulan teniendo en cuenta todas estas variables personalizadas. Usar unas que no están hechas para ti puede provocar síntomas como:
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Visión borrosa o doble
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Mareo o náuseas
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Dolores de cabeza frecuentes
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Fatiga ocular
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Pérdida de enfoque o dificultad para adaptarte a la luz
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Empeoramiento del problema visual con el tiempo
¿Y si “veo bien” con las gafas de otro?
Ver nítido no significa ver bien ni de forma saludable. A veces el cerebro compensa los errores visuales, pero eso requiere un sobreesfuerzo que puede afectar tu bienestar general.
Además, usar gafas inadecuadas puede impedir que se detecten a tiempo enfermedades como glaucoma, cataratas o alteraciones en la retina.
¿Qué debes hacer?
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Si tienes molestias visuales, no uses gafas prestadas ni de venta libre.
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Agenda una cita en Orsovisión en cualquiera de sus sedes para que el optómetra evalúe tu visión de manera profesional.
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Usa siempre lentes formulados especialmente para ti.
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Revisa tu fórmula cada año, o antes si presentas síntomas nuevos.